Durante 5 días, 4 representantes de varios centros educativos chilenos han visitado los centros diocesanos para tratar de recoger pistas e ideas sobre “la gestión del sistema operativo de los centros”. A su marcha destacaban que “la experiencia ha sido muy positiva. Hay aspectos –añaden- que, dadas nuestras peculiaridades no son implementables. Otras sí, al menos sobre el papel. Pero exigen una mayor autonomía para cada uno de los centros que supone una restructuración del sistema centralizado que tenemos hoy”.
Los 24 centros que componen el Instituto de Educación Rural Chileno (IER), red que estos días ha visitado la Diócesis, dan servicio a 9.000 alumnos de punta a punta de Chile. Son 4.000 kilómetros los que separan los colegios extremos de norte y sur, centrados, básicamente, en el ámbito rural, alejados de los grandes núcleos poblacionales. “Esto nos supone una gran dificultad para reunir al alumnado. De ahí –explican- que los reunamos en régimen de internado, haciendo del centro su casa durante los meses que están con nosotros”.
Estos centros dan respuesta educativa en lugares donde “si no estamos nosotros, no hay nadie para acoger a los muchachos”. En unos casos son colegios que dan cabida a 100 alumnos, en otros a 80, dependiendo de la zona.
La visita de la representación del Instituto de Educación Rural de Chile (IER), con su presidente Domingo Veloz Ramírez a la cabeza, se enmarca en el convenio de colaboración firmado hace ya una década entre éste Instituto y los Centros diocesanos de Formación Profesional. También han acudido la Gerente de Educación, Gladis Arenas; el Jefe de Departamento de Proyectos, Saul Arancibia y Jorge Rodriguez, miembro del Equipo de Educación.
Durante su estancia, se han centrado en visitar varios Centros Diocesanos con objeto de conocer de la mano de sus equipos directivos la realidad de los mismos así como en mantener entrevistas con personas de diferentes ámbitos y niveles de responsabilidad a fin de reforzar su compromiso de colaboración.