Las competencias necesarias para los estudiantes del siglo XXI

Las competencias básicas deben complementarse con competencias críticas y personales. Así lo entienden los expertos en educación y así lo desarrolla Centros Diocesanos.

La educación actual, tal y como la concibe la red educativa de Centros Diocesanos “Elizbarrutiko Ikastetxeak”, ha dado en los últimos años un salto trascendental que va más allá de dotar de un conocimiento específico al alumnado. El objetivo pasa por dotar a los estudiantes de hoy en día de las competencias necesarias para afrontar su futuro laboral y personal. Y ello, aunque muchas de las profesiones a las que se dedicarán –el 65%, según la Universidad de Harvard- están aún por descubrirse.

Los expertos del sector educativo coinciden en que lo que, de manera tradicional, aprenden los estudiantes en el colegio y la universidad no es lo que van a necesitar para poder desarrollarse en el mundo. “Los empleos mejor pagados serán aquellos que, además de exigir un dominio de conocimiento especializado, requieren competencias en comunicación, solución de problemas y trabajo en equipo”, sostiene Nerea Begoña, directora de Centros Diocesanos.

Es decir, es necesario aportar competencias y habilidades hasta hace poco desconocidas en los centros educativos. Los 16 centros vizcaínos de Elizbarrutiko Ikastetxeak- Centros Diocesanos (Educación Infantil, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional) optan, así, por enseñar, también, las competencias necesarias para el siglo XXI, destinadas a preparar al alumnado para un contexto cada vez más tecnificado, comunicado y globalizado.

Las conclusiones del Foro Económico Mundial de 2015 arrojaron que existen 16 grandes competencias y/o habilidades que se agrupan en tres grupos:

— Competencias Básicas (Lingüística, Matemática, Científica, Digital, Financiera, y Cultural y cívica).

— Competencias Críticas (Resolución de problemas, Creatividad, Comunicación y Colaboración).

— Competencias Personales, cómo los estudiantes se enfrentan a los cambios de su entorno. Esto es: Curiosidad, Iniciativa, Perseverancia, Liderazgo y Conciencia Social y Cultural.

Las competencias y/o habilidades del siglo XXI son, por tanto, un gran reto para los sistemas educativos, donde cobra mayor importancia enseñar a los estudiantes a sentir y a ser.

Pero, cómo enseñarlas. Centros Diocesanos, con la autonomía de cada uno de sus centros, ha optado por un modelo educativo propio que integra todas y cada una de las competencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Este modelo se basa en seis ejes:

— El currículum, de manera formal, aborda planes y programas de estudio con las competencias y/o habilidades necesarias para el alumnado del siglo XXI. Ejemplos de ello, aparte de las competencias básicas, se han integrado proyectos y materias como el ajedrez, la robótica, aprendizaje y servicio solidario…

— Estrategias didácticas eficaces, dándoles la misma importancia que se les da a las competencias cognitivas curriculares. El aprendizaje basado en proyectos es buena muestra de ello, ya que este sistema integra no solo las competencias básicas, sino que hace hincapié en las competencias críticas sin olvidar las personales. Los proyectos basados en la comprensión y la reflexión personal sobre el propio aprendizaje se han convertido en eje que vertebra el aprendizaje del alumnado.

— Evaluación periódica de estas habilidades y competencias como se hace con los demás conocimientos disciplinares. La evaluación tradicional basada en exámenes no tiene sentido. La evaluación aborda todas las competencias de manera transversal y continuada.

— Los valores humanístico cristianos son los que dan coherencia y sentido a la manera de ver y experimentar la vida. La solidaridad, la cooperación entre alumnado y con la sociedad, las familias… forman parte del sistema educativo de Centros Diocesanos.

— Formación constante del profesorado. Para contar con un profesorado competente, Centros Diocesanos dedica tiempo y esfuerzo en la formación del profesorado, que se evalúa y mejora su práctica diaria.

— Personas implicadas que trabajan en equipo y aprenden de los mejores. La implicación y participación de los equipos docentes en la gestión educativa es clave, también, para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje integral que imparte Centros Diocesanos, Elizbarrutiko Ikastetxeak. 

Comparte