La orientación educativa va mucho más allá del asesoramiento. Ayuda al desarrollo del alumnado mediante la personalización del proceso de enseñanza-aprendizaje.
La orientación escolar –educativa, profesional y laboral- se ha convertido en una herramienta imprescindible para una educación integral en conocimientos, destrezas y valores. Y en todas las etapas educativas. No obstante, es en ESO y Bachillerato cuando la orientación adquiere un sentido aún mayor para abordar decisiones, muchas veces, complicadas para un alumnado joven. Es ahí cuando los equipos de orientación juegan un papel decisivo.
Los centros EBI cuentan, así, con equipos profesionales que guían al alumnado por su trayectoria educativa. La cercanía hacia el alumnado y el acompañamiento que se realiza en la red educativa EBI hace que ese contacto personal sea clave en el servicio de orientación para ayudar a las chicas y chicos en su proceso de desarrollo personal, educativo y en la búsqueda de las vocaciones.
Los equipos de orientación son claves en los centros educativos tanto para las familias como para los tutores y educadores. En todas las etapas educativas, su amplia función ofrece apoyo a las necesidades educativas especiales, en la atención a la diversidad, problemas de comportamiento, emocionales, coordina al servicio de apoyo externo, etc. Los casos son variados y pueden ir hasta diversos trastornos de conducta o situaciones de bullying.
En un plano más general, la orientación escolar pone el foco en las decisiones educativas del alumnado. La orientación, así, actúa con un carácter proactivo, de acompañamiento continuo y de mediación a lo largo de toda la etapa y no como meras actuaciones puntuales en los momentos de toma de decisiones.
Ya desde 1º de ESO, el alumnado afronta la elección de las asignaturas optativas que elegirá posteriormente. Los equipos de orientación ayudan, así, a las chicas y a los chicos a la reflexión, a la autoobservación, en primer lugar, para conocer qué materias les gustan, por dónde van encaminados.
En 3º y 4º de ESO, en un momento clave, los equipos de orientación hablan con ellos y ellas de salidas profesionales, de gustos, de capacidades, de necesidades… La labor de los y las orientadores es clave e irán guiando al alumnado con sesiones específicas, entrevistas personales, con trabajos que les permitan reflexionar sobre su potencial e, incluso, por medio de sesiones con las familias.
“Las decisiones que tiene que tomar el alumnado son complicadas, y, a menudo, no lo tienen claro”, explica Xandra García, orientadora de Sagrado Corazón Ikastetxea, de Bermeo. De ahí que su labor consista, muchas veces, en tratar de que tengan “las máximas puertas abiertas” a la hora de elegir optativas o recorridos educativos. “En torno a la mitad del alumnado sabe por dónde quiere ir, si prefiere ir encaminado a los ciclos formativos de Formación Profesional o al Bachillerato. Para la otra mitad del alumnado, suele ser un dilema al que tiene que enfrentarse con la ayuda del equipo de orientación.
En el Bachillerato, la orientación cobra especial importancia porque requiere de ese acompañamiento que favorezca la toma de decisiones y el tránsito al futuro como adultos y adultas responsables. En 1º de Bachillerato se evalúa la modalidad elegida el curso anterior para analizar si el camino seleccionado es el correcto, y, así, poder elegir o descartar en su caso. “La mayoría anda perdido, sabe qué le gusta, pero muchas veces no conoce los títulos o el futuro profesional que hay detrás de ellos”, explica Irantzu Olarreta, orientadora de San Fidel Ikastola, de Gernika.
De ahí que la orientación personalizada sea imprescindible. En 2º de Bachillerato, el equipo de orientación, junto con el alumnado, de manera individual, y sus familias, evalúa cómo va el o la alumna, sus notas medias, qué posibilidades tiene para hacer un grado u otro en la universidad. “Empezamos a barajar opciones, y tejemos un plan: si da la nota, qué universidades y posibilidades tienen…”, comenta.
La formación del equipo de orientación, charlas de expertos y el contacto con las universidades, junto con el interés de las familias y de los chicos y chicas empieza a diseñar el futuro casi inmediato del alumnado. “Es importante que hagan lo que les gusta, pero también deben conocer bien sus posibilidades y el mundo laboral que les espera”, concluye la orientadora de San Fidel.