El año académico ha comenzado con total normalidad en los 16 centros educativos diocesanos. Los alrededor de diez mil estudiantes junto con los 800 profesores y 115 no docentes, han vuelto a retomar la actividad académica. Preguntamos a Nerea Begoña, responsable de los centros diocesanos, sobre algunas cuestiones de actualidad en este comienzo de curso.
¿Ha habido problemas con los nuevos materiales a consecuencia de la implantación de la LOMCE?
En la mayoría de nuestros centros no, ya que nuestra apuesta fundamental es que cada centro se nutra de su propio material. Nuestra guía se fundamenta en la planificación HAZIBERRI 2020 publicada por el Gobierno Vasco. El objetivo de dicho documento es definir el marco pedagógico de los modelos educativos. Cada centro educativo define su propio proyecto teniendo en cuenta este texto.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta el nuevo modelo educativo?
Lo principal es adecuarse al modelo educativo que solicita la sociedad actual. Se trata de que el principal protagonista sea el mismo estudiante y el profesorado sea el acompañante o facilitador. Es por esto que ha cambiado por completo el rol del docente. Hoy en día no tienen mucho sentido las clases magistrales, ya que el estudiante es el investigador y constructor de su propio proceso de aprendizaje. Esto implica un cambio radical en las formas de trabajar tanto en ritmos como en procesos. Se intensifica la educación basada en las emociones, se potencia el trabajo cooperativo, la equivocación se transforma en algo positivo, se potencia la utilización de las nuevas tecnologías etc.
¿Qué plus ofrece el estudiar en un centro educativo diocesano?
Nuestra identidad está basada en los valores cristianos. Estamos construyendo un proyecto educativo valorado en la sociedad por su atención personalizada y su permeabilidad para adaptarse a las necesidades de cada estudiante. Educación de calidad y adecuada a los nuevos tiempos.