La emoción de los niños, los disfraces, la fiesta… Los Carnavales llenan los centros escolares de color y alegría, pero no podemos obviar el carácter educativo. Sencillamente, no se celebran porque toque. Los centros de la red de Elizbarrutiko Ikastetxeak lo saben bien. Un sinfín de motivos se esconde detrás de la celebración de esta fiesta. El principal, una íntima relación con el modelo educativo, basado, principalmente, en el aprendizaje por medio de proyectos.
De Infantil a Bachillerato, los alumnos harán algo más que disfrazar y pasarlo bien. Principalmente, exteriorizan un aprendizaje. Es el caso, por ejemplo, de Artxandape Ikastola, donde cada curso se disfrazará de una civilización o profesión que llevan trabajando en el aula durante las últimas semanas. Visualizan, exteriorizan, de este modo esas ‘culturas’ trabajadas en clase, con lo que el aprendizaje y la comprensión se convierten en la guinda al pastel de la educación.
Detrás de los Carnavales, también, nuestra cultura. El carnaval vasco recorre las aulas. Nuestra geografía y tradiciones, unido al euskera y los euskalkis, son el eje de la fiesta, lo mismo que sucede con el Txitxiburduntzi eguna, el Jueves Gordo o Eguen Zuria.
O el proyecto musical de Begoñazpi Ikastola, que empapa ya todas las etapas educativas, es el motivo de los disfraces de los chavales. Razones educativas varias, pero fijas, en unos carnavales en los que, por supuesto, sobresale la motivación y la creatividad e imaginación de los chavales.